Con frecuencia, los adultos piensan que la drogadicción es un problema ajeno a su familia y que nunca van a tener un hijo, sobrino, primo o nieto que esté involucrado en ella. Sin embargo, ellos mismos pueden estar involucrados. El consumo de cafeína y nicotina, que son sustancias de consumo diario y que pertenecen al grupo de estimulantes vegetales, producen adicción y esto es catalogado como un tipo de drogadicción.
La drogadicción es conocida en el área médica como una enfermedad crónica progresiva de origen cerebral, que afecta principalmente el sistema nervioso central, dañando las neuronas y afligiendo varias partes del cuerpo y su función. Esta enfermedad consiste en la adicción o dependencia de sustancias tóxicas.
Existe dependencia física y dependencia psíquica. Cuando se habla de la dependencia física se hace referencia a un problema orgánico y es el cuerpo el que reclama en forma directa el consumo de drogas. Por ejemplo, las personas que sufren de tabaquismo, se hacen dependientes de la nicotina. En cuanto a la dependencia psíquica, esta se da por el estado de euforia que producen la mayoría de las drogas, buscando la evasión de la realidad por parte de quien las consume.
Entre las sustancias adictivas más conocidas se pueden encontrar: la heroína; que viene en forma de polvillo fino, blanco e inoloro, la cocaína, el crack que es un derivado de la cocaína; también se encuentran las anfetaminas, los alucinógenos como el LSD y los derivados del opio como la codeína y la morfina.
"Las drogas, después de largo tiempo generan temblores, falta de coordinación, pérdida de memoria, ceguera, sordera, estado de letargo, depresión, paranoia, hepatitis, cirrosis, asfixia, úlceras, irritaciones de ojos y fosas nasales, alteración en la percepción de olores y ritmos de sueño. A todo esto se enfrentan los jóvenes y personas en general que consumen drogas, sin pensar que en un futuro pueden llegar a presentar estos síntomas y lo que es peor, en casos extremos se puede llegar a la locura permanente o hasta la muerte", afirma
La persona que consume drogas tiene una serie de características que lo identifican: pupilas dilatadas que no reaccionan a la exposición a la luz, sudoración, agitación, marcha inestable, dificultad respiratoria, somnolencia, pérdida del conocimiento, alucinaciones, comportamientos violentos, inquietud, diarrea y cólicos abdominales.
Esta enfermedad aunque es crónica, tiene gran posibilidad de mejoramiento si se cuenta con la voluntad de la persona afectada y con la ayuda del personal profesional en salud, teniendo en cuenta que la atención médica y social oportuna, puede salvar la vida de jóvenes que han ingerido una sobredosis de alguna sustancia psicotrópica.
Los países pueden invertir altas sumas de dinero en campañas contra la drogadicción, pero estas pueden ser infructuosas. El asunto repercute en la comunicación, no todos los drogadictos tienen acceso a las oportunidades de tratamiento. “El problema empieza desde la casa y por ende la cadena o círculo de drogadicción continúa su rumbo”, afirma Javier Castillo, egresado de artes graficas de
